El conjunto perico consigue tres puntos vitales con una goleada en la lucha por su salvación, mientras los vallecanos continúan su dura travesía sin ganar en casa.

El Espanyol supo cómo jugar un partido tan importante como una salida a domicilio a Vallecas. Los de Manolo González salieron victoriosos de un duelo que, a priori, se veía mucho más igualado de lo que acabó mostrando el marcador final.

Foto incial del encuentro. Via Espanyol



Y es que el fútbol son detalles. El Rayo arrancaba el encuentro muy bien puesto en el campo y con la determinación que tiene que tener un equipo jugando en casa y compitiendo por Europa. Todo se puso del revés cuando un certero Espanyol marcó dos goles casi seguidos justo antes de cumplir la primera quincena de partido.

Jarro de agua fría durísimo para los de Iñigo Pérez, que como bien hemos mencionado, hizo que su equipo saliera con disposición al terreno de juego.

Jugadores del Rayo y Espanyol esperando a un saque a balón parado. Via Espanyol

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El primero de los goles vino de la mano de Cabrera, que remató de cabeza un córner puesto por Edu Expósito. Un gol sorprendente porque el defensa del Espanyol remató solo tras quitarse a Pathé Ciss. Y digo sorprendente porque el Rayo no suele errar en los balones parados, y menos a estas alturas iniciales de partido.

Ese momento de incertidumbre provocado por el gol fue aprovechado de nuevo por el conjunto catalán. Una contra, gracias a un robo de Cabrera a Nteka en la medular, acabó con un mano a mano de Roberto Fernández que no perdonó y batió a Dimitrievski para poner el segundo en el minuto 15. Vaya partido de Cabrera. El Espanyol, 100% de efectividad: 2 remates, 2 goles.

Un Rayo apagado casi es testigo de una debacle en la primera mitad, pero entre Dimitrievski y la fortuna, no se amplió una ventaja que lucía imposible. Solo los más optimistas esperaban salir con un 0-2 de ventaja en Vallecas…

El equipo de Iñigo Pérez casi no mostró reacción después de los dos goles, salvo una acción de Álvaro García que lamió el poste para decepción del delantero español.

Movió el banquillo Iñigo al comienzo de la segunda mitad. Isi y Espino entraron en escena para que el Rayo diera la cara ante su incansable afición. Y lo hicieron. El Rayo llevó la dirección y manejo del partido hasta tal punto que el Espanyol tuvo que encerrarse y defenderse como nunca. Se acercaban los vallecanos, pero un enorme Joan García evitó la vuelta de los locales en el partido al desviar y detener unos disparos peligrosísimos de Jorge de Frutos y Álvaro García, respectivamente.

El castigo para los de Iñigo Pérez empeoró cuando el VAR avisó a Hernández Hernández de que, en una acción entre Roberto Fernández y Ciss, el senegalés golpeara al delantero perico después de que este rematara. El canario no dudó en la revisión y señaló la pena máxima. Puado no falló y puso el 0-3 en el luminoso.

Puado celebra uno de los goles. Via Espanyol


El Rayo, tras esto, se vino abajo. El resultado por aquel entonces parecía imposible de prever al inicio del partido. La temporada del equipo madrileño está siendo sublime y nadie espera ir por detrás con un resultado tan abultado ante ellos. Y menos en Vallecas.

Pues como si no fuera suficiente, un Pere Milla recién salido puso la estocada final del encuentro y anotó el cuarto gol para los pericos. Durísimo castigo.

Partidazo con todas las letras de los catalanes. Este Espanyol da para soñar. Manolo González respira aliviado ya que, a expensas de lo que hagan sus competidores, mantiene una diferencia de puntos gracias a este resultado que les permite estar tranquilos, por ahora.

Más allá del resultado, el compromiso, determinación, empuje y aguante mostrado por los jugadores dejan claro que este Espanyol puede lograr grandes cosas. De continuar así, la salvación será solo un trámite que anticipe cosas muy suculentas en un futuro no muy lejano. Merecidísimo descanso de fin de semana se merecen los pericos.

El Rayo, por otro lado, debe tomarse lo sucedido hoy como una advertencia. Se está trabajando muy bien desde el cuerpo técnico y los jugadores rinden muy bien. Ahí están los resultados. Sin embargo, en el fútbol imperan los detalles y uno importantísimo es cómo reaccionar a las adversidades. Quizá eso es lo que le faltó hoy al Rayo, porque cuando de verdad estaban activados, no hubo dudas de la calidad y superioridad que pueden mostrar en el campo. Queda mucho todavía y hay mucho pescado por vender. El Rayo pierde una final y le quedan ocho. El Espanyol gana una y también le quedan ocho.

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