Los de Simeone encontraron forma de redimirse a costa de un Rayo que se escapa de Europa. Sorloth (3′), Gallagher (45′) y Julián Álvarez (77′) fueron los autores de los tres goles que el Metropolitano vivió esta noche de miércoles.

ATLÉTICO HAMBRIENTO



No habían pasado ni diez minutos y ya Sorloth había tenido varias ocasiones para abrir, ampliar y sentenciar el marcador. Una de Giuliano, que se la sirvió con moño para que rematara llevándose por delante a Lejeune. Otra de Galán, que también lo buscó, pero el noruego la mandó al limbo. Y una tercera, al pie y con mimo, de Julián, que la cazó pero Batalla dijo “hoy no”. No suele contar con tantas facilidades el delantero, que le faltó que se las sirvieran con paquete y lazo.

Después del frenesí de ocasiones atléticas, el Rayo tuvo que subir una marcha para que no les cayera el diluvio universal, el cual se podía divisar allá a lo lejos si no cambiaban de rumbo.

Gallagher y Sorloth celebran uno de los goles atléticos. VÍA ATLÉTICO DE MADRID



El Rayo se plantó con intención, e Isi, que jugaba para todos, dijo presente. La presión alta de los de Vallecas ajustó las cuentas, y el duelo se volvió montaña rusa de subidas, bajadas y curvas cerradas. Un caño de Ratiu a Galán, otra llegada clarísima de Isi frustrada por Oblak (cómo no), y más remates.

El encuentro estaba loco. El Atlético también tuvo durante este tiempo acercamientos peligrosos de la mano de Julián Álvarez, que se mantuvo activo en todo momento pese al protagonismo inicial de Sorloth.

El argentino sabía que la distancia en el marcador no era suficientemente amplia ni mucho menos segura y tomó cartas en el asunto. Centro diagonal de cirujano para Gallagher que puso el balón dentro de la red con un gran remate de cabeza, muy a pesar de Batalla que estaba siendo clave para el Rayo.

REACCIÓN… INSUFICIENTE




Durante el comienzo de la segunda parte, el Rayo no se rendía y buscaba en Isi un guerrero salvador. El delantero respondía a la llamada pero Oblak siempre se encontraba atento y audaz para bajarle los humos. Se convirtió en su piedra en el camino.

Jan Oblak sacando de puerta. VÍA ATLÉTICO DE MADRID



Sobre la hora de partido entró en escena ‘el principito‘, Antoine Griezmann. Dio entrada por Sorloth y no le faltó nada para estrenarse casi justo después de pisar el césped.

Iñigo Pérez notó que su equipo precisaba de gente nueva y realizó tres cambios en una misma ventana. De forma cruel, mientras esperaba el cambio a mejor de su equipo, una contra del Atlético acabó sentenciando el partido. Griezmann dejaba en bandeja el balón a Julián y este, con un derechazo, colocaba el tercer y último gol en el marcador.

Los colchoneros, que dijeron adiós a LaLiga escasas jornadas atrás, quieren un fin de temporada lo más relajado posible, y eso pasa por ganar los encuentros restantes. Los ojos ya están puestos en la 25/26 y en el Mundial de Clubes.

El próximo rival de los de Simeone es el necesitado Alavés de Eduardo Coudet. Dos puntos por encima de los puestos de descenso, cada partido es una final para los vascos y su afición lo sabe. Harán de Mendizorroza un fortín con el propósito de aumentar la distancia con sus perseguidores.

El Rayo, por otro lado, baja al puesto 11. Si bien la permanencia todavía no está sellada matemáticamente (le separan 9 puntos de 15 por disputar), las aspiraciones vallecanas deben ser a lo grande. Tan a lo grande como Europa. Quedan 15 puntos por jugarse y todavía no hay nada decidido.

Jugadores del Rayo agradecen a su afición en el Metropolitano. VÍA RAYO VALLECANO

En su próximo partido (contra el Getafe en Vallecas) tienen la oportunidad de recordarle a todo el mundo que lo del Rayo no es cosa de moda, todo lo contrario. El cuerpo técnico de Iñigo Pérez ha realizado un trabajo tan serio y riguroso que sería desmérito no poner Europa como objetivo real.

Veremos qué sucede.

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