Hay historias que parecen cerrar un ciclo. Treinta años después de haber vivido y estudiado en Barcelona, Alan Pace regresa, no como estudiante, sino como el nuevo presidente del RCD Espanyol. “Es un verdadero privilegio estar aquí”, confesó emocionado en su primer discurso como líder del club catalán.
Empresario estadounidense, exejecutivo de la banca internacional y actual rostro de ALK Capital,grupo que ya posee el Burnley FC, Pace llega al Espanyol con un propósito que va más allá del negocio. “Esto no es una transacción comercial. Es algo más. El fútbol es una fuerza poderosa, no por el dinero, sino por lo que significa para las personas”, afirmó ante aficionados y periodistas.

El nuevo presidente habla con el corazón. Alternando entre el inglés y el castellano, dejó clara su visión: “El Espanyol es un club con historia, corazón y esperanza. No venimos a cambiar lo que es, sino a honrarlo, fortalecerlo y ayudarlo a crecer.” Palabras sencillas, dichas con la emoción de quien se siente parte de algo más grande.
Pace conoce el peso del legado que ahora lleva sobre los hombros. A las puertas del 125.º aniversario del club, promete trabajar con “honestidad, humildad y total dedicación”, siempre con el objetivo de construir “para las generaciones futuras”.
Reconoce que hay desafíos, pero también un sueño vivo. “Hace tres años esto era solo un proyecto. Ahora este sueño está vivo”, dijo, subrayando su ambición de situar al Espanyol “entre los seis mejores clubes del país”.
Entre sonrisas y con un tono casi familiar, Pace recordó su antigua conexión con Barcelona: “Cuando llegué con mi esposa hace 30 años, fue como una luna de miel. Volver ahora es continuar esa historia. Aquí tengo amigos que son como mi familia.”
Con ese espíritu de cercanía y emoción genuina, Alan Pace promete una nueva era para el Espanyol, una era que no busca borrar el pasado, sino convertirlo en el cimiento de un futuro digno. Porque, como él mismo dijo, “ganaremos la confianza de todos con nuestras acciones, no con palabras.”






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